Tener la misma actitud de Jesús
"Tengan la misma actitud que tuvo Cristo Jesús..." Lectura de hoy: Filipenses 2:5–11
DEVOCIONAL
Michelle Naranjo.

Reflexión:
Hoy reflexionamos sobre estos versículos que nos invitan a llevar nuestra actitud a la mejor semejanza.
La importancia de la actitud
La actitud no es solamente una emoción, sino una disposición interior que guía cómo enfrentamos la vida, respondemos a Dios y nos relacionamos con los demás. Aunque las circunstancias externas no cambien, una actitud transformada puede marcar la diferencia.
Actitudes positivas y negativas
La vida nos presenta dos caminos:
Positivas: esperanza, gratitud, confianza, disposición para aprender.
Negativas: queja, miedo, enojo, indiferencia, rechazo. Cada decisión que tomamos alimenta uno de estos dos grupos.
Herencia y Propósito como Hijos de Dios
El Salmo 127 también nos habla de los hijos como una herencia del Señor y los compara con saetas en la mano del valiente. Esta imagen nos recuerda que, como hijos de Dios, somos instrumentos en sus manos, destinados a cumplir sus propósitos. Nuestra identidad como hijos de Dios nos da valor y propósito, sabiendo que somos parte de su plan y estamos bajo su cuidado y dirección.
En Romanos 8, Pablo nos asegura que todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Este pasaje refuerza nuestra identidad y herencia como hijos de Dios y coherederos con Cristo. Somos adoptados en la familia de Dios y, como tales, tenemos una identidad y un propósito eternos. Esta verdad nos llena de esperanza y nos da una perspectiva que trasciende las circunstancias temporales.
La actitud de Jesús como modelo
Jesús, siendo Dios, eligió vivir en humildad, obediencia y amor desinteresado. No se aferró a sus privilegios, sino que tomó la forma de siervo y fue obediente hasta la muerte. Esa actitud glorificó al Padre y, en respuesta, el Padre lo exaltó. Este ejemplo nos invita a adoptar una disposición similar en nuestra vida diaria.
La transformación interior y las relaciones
Tener la misma actitud que Cristo nos lleva a:
- Conectar con los demás con amor y atención.
- Servir con disposición y pasión en el trabajo en equipo.
- Ejercer autoliderazgo, organizando los tiempos y cumpliendo compromisos.
- Evitar la queja y las excusas, sustituyéndolas por confianza en Dios y responsabilidad.
Reconociendo la obra de Dios en nosotros
Aunque muchas veces enfrentamos actitudes negativas como la queja, el miedo o la indiferencia, Dios nos llama a crecer en paciencia, dominio propio y respuestas fundamentadas en su Palabra. El proceso de transformación es continuo, y cada paso refleja la obra de Cristo en nuestro carácter.
Aplicación:
Elegir conscientemente las actitudes:
Entregar cada día a Dios la disposición interior con la que vivimos.
Reemplazar el miedo con confianza:
Recordar que en Cristo hay victoria y seguridad.
Practicar la humildad en las relaciones:
Responder con amor en gestos y palabras.
Ejercer autoliderazgo: administrar el tiempo y cumplir compromisos con excelencia.
Responder según la Palabra:
Enfrentar situaciones difíciles con la mente y el corazón alineados a Cristo.
Oración:
Señor, gracias por mostrarnos en Jesús el ejemplo perfecto de humildad, obediencia y amor. Ayúdanos a dejar actitudes que nos alejan de ti, como la queja, el miedo y la indiferencia, y a cultivar esperanza, gratitud y confianza. Transforma nuestro interior para que nuestras palabras, pensamientos y acciones reflejen tu carácter. Que nuestras vidas sean un testimonio que glorifique tu nombre. Amén.
Filipenses 2:5–11 (NTV):
"Tengan la misma actitud que tuvo Cristo Jesús. Aunque era Dios, no consideró que el ser igual a Dios fuera algo a lo cual aferrarse.
En cambio, renunció a sus privilegios divinos; adoptó la humilde posición de un esclavo y nació como un ser humano.
Cuando apareció en forma de hombre, se humilló a sí mismo en obediencia a Dios y murió en una cruz como morían los criminales.
Por lo tanto, Dios lo elevó al lugar de máximo honor y le dio el nombre que está por encima de todos los demás nombres, para que, ante el nombre de Jesús, se doble toda rodilla, en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua declare que Jesucristo es el Señor para la gloria de Dios Padre."
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